Las gemelas futbolistas

Tienen 16 años, son gemelas, juegan en Primera División Femenina, son internacionales sub 17 y se quieren comer el mundo. "Me gustaría que el año que viene un equipo grande contase con nosotras". Habla Noelia. "Nuestro sueño es dar el salto, jugar en la península", corrobora Natalia. Son las gemelas del UD Granadilla Tfe Egatesa. Si aún no han oído hablar de ellas, pasen y lean.

"Cuando éramos pequeñas, siempre nos regalaban muñecas. Nosotras lo que queríamos eran balones de fútbol. Jugábamos en la plaza del pueblo con nuestros primos", recuerda Noelia, la guardameta del UD Granadilla Tfe Egatesa. Defiende la portería del equipo revelación de la temporada. Las de Tony Ayala son quintas y suman 18 puntos. Ahora es portera, antes era delantera. "Fui delantera en el CD Lagunade Tenerife. Pero me gustaba más la portería, aunque al principio me aburría porque éramos muy superiores a los rivales. Bendito el día en el que decidí ser portera", subraya Noelia.

El padre de Noelia y Natalia fue futbolista del CD Tenerife, Migue Ramos. Su tío, Eduardo Ramos, también lo fue. Imposible no continuar la tradición familiar. "Tenemos la suerte de que nuestro padre fue futbolista. Es muy crítico con nosotras. Siempre dice que para decirnos las cosas buenas ya están los demás", comenta Natalia. 

El Unión Deportiva Esperanza las formó, el Reale Juventud Laguna las vio crecer como futbolistas y el UD Granadilla Tfe Egatesa las permitió debutar en Primera División. "Llevamos toda la vida juntas, pero sabemos que algún día nos tendremos que separar", dice Natalia. "Si llega el momento y cada una tiene que elegir un camino, sé que sufriremos. Esa decisión la tomarán nuestros padres", añade Noelia. 

Fuera botas. También el balón. Salen del campo. Hablan Noelia Ramos y Natalia, las hermanas. "Nos llevamos genial, tanto dentro como fuera del campo. Si tuviese que elegir alguna virtud de mi hermana sería la constancia y su personalidad", destaca Noelia. "Su saber estar y su seguridad", dice Natalia de su hermana. 

Por un momento, vuelven a tener 7 años. "En el Unión Deportiva Esperanza, me acuerdo que el entrenador ya había dado la alineación y mi hermana y yo nos cambiamos las camisetas antes de salir al campo. Empezó el partido y el entrenador nos confundía todo el rato", recuerda Noelia. "Lo hicimos adrede", añade Natalia entre risas. Tienen 16 años, toda la vida por delante, son unas niñas. Unas niñas futbolistas. 

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